6 de septiembre de 2010

Felicidad. . .¿Dónde estás?

Se sienta,contempla el mar, apoya los codos sobre las rodillas. Y busca más allá, en la línea del horizonte, como si algo o alguien, un barco pirata, un velero o cualquier otra cosa pudiese venir en su ayuda. Pero no es posible. Y no hay nada más terrible que sentirlo, que darte cuenta que la inquietud te sale desde lo más hondo, te secuestra, te posee, te golpea fuerza contra la arena, te ata de muñecas y se sube sobre tu panza para mantenerte clavada al suelo. Así se sentía ella, bloqueada por esa sensación. Todo le resulta repentinamente claro como ese atardecer, como el sol abrasador que ha golpeado durante todo el día esa playa. Sí,ahora más que nunca ella lo sabe. No es feliz
 Y además consciente de otra cosa.  Se equivocó. No hay nada más terrible que darte cuenta que tomaste una desición errónea que no podés cambiar, o mejor dicho, que no te permite dar marcha atrás porque es definitiva. Sí, no hay nada peor.

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